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domingo, 28 de mayo de 2017

Cuatro poemas de 'Centuria de amor', de Bhartrihari


Jamini Roy (1887-1972), pintura inspirada en el arte tradicional
de los pueblos Santhal



                                     VIII

Estas jovencitas, que con el ruido del entrechocar de sus
pulseras al moverse,
el tintineo de sus cinturones y las ajorcas de sus tobillos derrotan
            a los cisnes,
¿a quién no le dejan sin voluntad propia
con sus miradas semejantes a las de inocentes gacelas asustadas?

                                           XV

Dichoso aquel que fatigado por los placeres del amor,
descansando su pecho en las colinas de leche de su amada
—untadas de azafrán, abultadas como la frente de un elefante en
celo—,
cae dormido y pasa la noche en la jaula de sus brazos.

                                         XVIII

Arriba, la densa cubierta de las nubes,
a un lado, las montañas donde danzan los pavos reales,
la tierra, resplandeciente de blancas flores kandali,
¿adónde habrá de dirigir la vista el viajero?[1]

                                        XCIX

En verdad la luna no se ha transformado en rostro, ni dos
nenúfares azules
han alcanzado la condición de ojos, ni está hecho de oro su
esbelto cuerpo.
Extraviado en su espíritu a causa de los poetas, se afana,
            desdichado, el hombre,
buscando el cuerpo de las de ojos de gacela, aun sabiendo la
            verdad, que es piel, carne y huesos.

                   Bhartrhari, Centuria de amor. Edición de Eugenio
R. Luján, Akal Oriente, 2005


NOTA DEL EDITOR:

[1] La aparición de nubes implica que comienza la estación de las lluvias,
que sorprende al viajero lejos de su amada, mientras que la naturaleza
invita al disfrute del amor.

Bhartrhari o Bhartrihari es un legendario poeta indio  del que se decía que siete veces
había ingresado en un monasterio huyendo del mundo y otras tantas lo había abandonado para disfrutar de los placeres. Su obra figura entre los clásicos de la literatura sánscrita; sin embargo, existe total incertidumbre sobre la figura histórica que se corresponde con el autor. Normalmente se le suele identificar con el gramático autor del Vâkyapadîya, obra sobre la gramática sánscrita y la filosofía lingüística. El chino I-tsing, que peregrinó a India en el siglo VII,  dice de él que era budista (afirmación que niega el contenido de su obra) y que habría fallecido hacia el año 651. Una leyenda lo convierte en rey de Mâlavâ, en el siglo VII, que habría renunciado  al trono y se habría hecho asceta tras la muerte de su esposa favorita, según unas versiones, o por la traición de su amada, según otras. Otros lo hacen hijo de un brahmán y de una mujer de casta baja, y le atribuyen la autoría de la Centuria de la renuncia. Según la opinión más generalizada, habría vivido a finales del siglo IV e inicios del V.
   La tradición lo considera autor de Satakatraya, denominación global de una obra de poesía sánscrita conocida también como Trisati, Las tres centurias, formada por tres colecciones de unas cien estrofas cada una: Centuria de la conducta, Centuria de amor y Centuria de la renuncia. La primera y la tercera tratan de cómo debe ser la conducta del sabio en el cumplimiento del deber moral. 
   Respecto a Centuria de amor, sus poemas oscilan entre el erotismo más exaltado y la radical condena de los placeres del amor. Es decir, que, como se afirma en el libro, el hombre se ve obligado a elegir entre dos opciones:
La descripción de la mujer, con sus ojos de gacela o de nenúfar, su rostro de loto, o los pliegues de su vientre, actúa como polo de oposición a la vida ascética en el bosque, la otra opción posible para el hombre.
En sus composiciones se distinguen los siguientes temas: el poder de las mujeres, sus armas de seducción: su voz, su forma de andar, su cabello, su rostro, sus ojos y, sobre todo, sus miradas; la unión de los amantes, la culminación del amor; las dos alternativas: el amor y la renuncia; censura de las mujeres y de sus amantes; alabanza de los que son capaces de abstenerse de los placeres; la inconstancia en la renuncia, y las estaciones del año y el amor.
   La poesía de Bhartrihari se inscribe dentro de la tradición de poemas breves, y el tipo de composición habitual es la stanza o estrofa de cuatro versos, que obliga a la condensación. Eugenio R. Luján indica que "los tres primeros versos se van cuajando de alusiones que no acaban de dar todas las claves interpretativas del texto hasta que el último [...] viene a aclarar qué es aquello a lo que realmente se está aludiendo". El estilo es recargado, con abundancia de figuras retóricas y juegos de palabras, además de un gusto quizá exagerado por la alusión indirecta y, por tanto, un empleo profuso de perífrasis rebuscadas. Se trata de una poesía muy culta, al alcance solo de un público de amplia formación.

[La información está tomada, fundamentalmente,  de la introducción de Eugenio R. Luján]
   

1 comentario:

  1. ¡Qué exotismo tan refrescante. No sé si de amor o sexo, pero me han gustado. Y el tipo que los escribió, veo que viene a ser un Omero; una figura incierta que es igual es mentira y son varios los Barthriaharis...pues aún le aporta más misterio e interés.
    Carlos San Miguel

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