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domingo, 11 de diciembre de 2011

"Nada que sea dorado permanece", de Robert Frost


 


      NADA QUE SEA DORADO PERMANECE

      Todo verde, al nacer, siempre es dorado,
      arduo matiz que nunca ha perdurado.
      Es una flor la hoja más reciente,
      pero dura una hora, solamente.
      Después la hoja se resigna en hoja,
      se hunde el paraíso en la congoja,
      huye el amanecer, el día crece,
      nada que sea dorado permanece.


  Versión original en inglés:

      NOTHING GOLD CAN STAY

      Nature’s first green is gold,
      Her hardest hue to hold.
      Her early leaf’s a flower;
      But only so an hour.
      Then leaf subsides to leaf,
      So Eden sank to grief,
      So dawn goes down to day
      Nothing gold can stay.

               (Robert Frost, en New Hampshire, 1923)

      [Selección de Ángel Gallego, 4º ESO B]


Robert Frost (San Francisco, 1874-Boston, 1963) fue un poeta estadounidense. Pasó sus años de infancia en el ambiente rural de Nueva Inglaterra. Inició los estudios de Derecho en la Universidad de Harvard, carrera que suspendió en 1899 para dedicarse al periodismo, la enseñanza y la agricultura. En 1912 viajó a Inglaterra, donde permaneció tres años. Durante este tiempo conoció a personalidades literarias, como Ezra Pound, que lo animaron a escribir, y publicó su primer libro de poemas La voluntad de un muchacho (1913). De regreso a Norteamérica adquirió gran fama y fue reconocido como uno de los grandes poetas de su país por trabajos como Intervalos en la montaña (1916), New Hampshire (1923), El arroyo que fluye al oeste (1928), Una cordillera de más allá (1936), Máscara de la razón (1945) y En el calvero (1962). La relación del individuo con el universo es uno de los temas recurrentes de su poesía. Recibió el premio Pulitzer en cuatro ocasiones.

1 comentario:

  1. ME cae simpático este señor. El hecho de que olvidara el Derecho para dedicarse al Periodismo, la Enseñanza y, especialmente, la Agricultura (además de la Poesía) dice mucho bueno de él.
    Muy cierto el poema; ocurre con todo: el amanecer, los proyectos laborales y amorosos, la dulce infancia que termina en una antipática adolescencia y una triste senectud... También me ha gustado.
    Lo cierto es que le estoy sacando mucho partido -reflexivo y placentero- a esta maratón de poemas al que me he enganchado en vuestro blog.
    Carlos San Miguel

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